Sobre la partida de su papá (y todos los papás)

Dice que se fue su mejor amigo, su papá,  y lo que escribe se muda al cielo como un barrilete inalcanzable por los pocos que llegamos a ver la dimensión de la trama que ahí se teje.

Dice, todo el mundo que podría pensarse, se iba con el, se queda entero y más hermoso, abrazándolo en cada anécdota que recuerda. Cada trozo de cada letra seguramente, ha llevado y llevará impresa su imagen. Su panza, sus anteojos, sus miradas del mundo quedarán atrapadas en libertad en cada una de las historias que desde hoy, se gesten desde el plano creativo que algunos llamamos alma, otros corazón, pero la mayoría estamos de acuerdo en nombrar como cuentos y narraciones que ayudan a construir vida cada día.

Dice que la muerte ya no es un paso tan fuerte porque está del otro lado y me sonrío. Qué hermosa manera de mirar una partida,  qué homenaje más bonito dedicar un lapso tan frecuente como inexacto de tiempo para este tiempo que es hoy, donde el ya no está. Pero está mas que nunca.

Todo lo que se dijeron queda en este momento suspendido en la lluvia que no cae. Todo lo que no se dijeron se dice en el asomo de sol que entre las nubes, aparece de repente. Es que es un día de luces y sombras, y ellos saben bien, así son todos los días. Su papá parece, le enseñó eso de chiquito y le quedo guardado para siempre en la memoria fiel de su cabeza que no es cerebro sino huella calma y certera.

¿Quiénes serían capaces de retratar semejantes encuentros? Las cámaras que primero los habitaron, a él como padre que se las ofrecía y a él como hijo que recibía lo que soñaba de su parte, de su par, de su creador, de su colaborador de tejido de sueños arbitrarios y constantes.

¿Acaso habrá película capaz de sostener este relato? Sin dudas está y jamás será filmada. Es la que tiene el padre ahora, mientras viaja por los sitios donde siempre quiso llegar, es la del hijo que tiene cada momento con su banda sonora archivado en su paso diario por cada una de las cosas que transita. Es ese guión que nunca jamás se escribirá aunque sea escrito y que ilustró su corazón en cada hecho puntual que dibujara, apuntara o recreara.

La muerte como el comienzo de un viaje que ya había comenzado. La muerte como el momento más hermoso del mundo para darse cuenta que uno tuvo el placer de vivir con un grande cada momento de su pequeña y enorme vida. La muerte como un regalo de reflexión, amor y esperanza para entender que uno fue capaz de amar de una manera extraordinaria y ha sido amado de igual manera.

La muerte como parte de una vida, de la vida misma, de esa vida que el padre y el hijo abrazan eternamente en este momento y en todos los momentos mientras tanto el esté vivo y el esté de viaje pero estén, irremediable y felizmente, juntos para siempre.

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2 respuestas so far »

  1. 1

    Cristina said,

    Bellísimo Emi, pleno de emoción y verdad.
    Escritora desde siempre..!!!!!
    Abrazooo

  2. 2

    Fernanda Formariz said,

    Las palabras cobran vida en tus relatos, emocionan y se hacen propias de quien las lee… Talento innato! Felicitaciones!


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